Uno de los problemas a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad es la excesiva cantidad de basura en el mar que constituye una amenaza para los ecosistemas marinos. A pesar de que existen diversos tipos de basura, tales como vidrios, aceites, metales, etc., los plásticos representan más del 80% de la basura marina. Éstas, una vez entran en el medio marino, se mueven y acumulan a lo largo de todo el planeta, de manera que existen informes de presencia de islas de basura flotante en todos los mares y océanos.
La persistencia de los plásticos en la naturaleza puede conducir a riesgos serios para el ser humano y la fauna salvaje, produciendo cambios en los ecosistemas, exposición a sustancias químicas, que bien están presentes en la composición de estos plásticos o bien han sido adsorbidos en ellos en el medio marino, y a efectos letales y subletales debido al atrapamiento con elementos de plástico por parte de la fauna marina o a su ingestión.
En este sentido, los microplásticos son especialmente peligrosos, pues son partículas con un tamaño tan diminuto que se vuelven indetectables.
A esta problemática, se suma el hecho de que los métodos de muestreo a gran escala para el monitoreo de microplásticos en aguas de mar abierto siguen siendo un desafío en la oceanografía. Se requiere una gran cantidad de muestras para comprender la distribución, abundancia y destino de estas partículas en el medio marino y, a pesar de que los océanos son donde se acumula la mayor parte del plástico, relativamente pocos estudios se enfocan específicamente en este medio debido a la inherente dificultad del muestreo.
Los métodos utilizados actualmente para el muestreo están basados, principalmente, en un sistema de colecta mediante el remolque de una red de plancton. Sin embargo, presenta algunas desventajas, como son la inexactitud a la hora de calcular el volumen muestreado debido a la turbulencia del agua, o su ineficiencia para recuperar microplásticos inferiores a 300 micras debido a la limitación del tamaño de la malla.
Para resolver esta problemática, el MuMi (protegido por el Modelo de Utilidad 202100078) es un dispositivo que permite el muestreo acuático de microplásticos de hasta 50 micras de tamaño (el diámetro de un cabello), solventando con ello alguno de los inconvenientes de los sistemas actuales. Además, este dispositivo facilita la investigación sobre la abundancia y distribución de microplásticos e incrementa las posibilidades de muestreo al solo requerir para su funcionamiento la conexión a una toma de mechero (12V). MuMi es un modelo ligero y de tamaño reducido (menos de 50 cm), lo que permite su remolque por embarcaciones de pequeña escala, como las de recreo, pesca recreativa, o turismo náutico. Está fabricado en ácido poliláctico (PLA), un termoplástico biodegradable, mediante impresión 3D y cuenta con varios filtros intercambiables de distintos tamaños. El propio dispositivo cuenta con un caudalímetro, que mediante el cable de conexión y una pantalla a bordo, permite visualizar el volumen de agua filtrado directamente desde la embarcación y en todo momento. La instalación no requiere ninguna especificación técnica compleja, pudiendo ser utilizado por un amplio rango de plataformas de muestreo. Gracias a su diseño hidrodinámico y su bajo peso, se mantiene a flote durante la navegación y, de esta manera, va filtrando las partículas que se encuentra en la superficie. En la imagen se expone cómo sería el despliegue del mismo desde la embarcación para el muestreo, mediante un remolque sencillo.